¿De qué hablamos con nuestro hijo adolescente?
Quizá, lo primero que se nos venga a la cabeza sean los gritos a causa de las notas o porque el fin de semana ha llegado más tarde de lo habitual a casa. A veces, intentar comunicarse con un adolescente en crisis es una de las tareas más difíciles.
Quizá, lo primero que se nos venga a la cabeza sean los gritos a causa de las notas o porque el fin de semana ha llegado más tarde de lo habitual a casa. A veces, intentar comunicarse con un adolescente en crisis es una de las tareas más difíciles.
Y, sin embargo, nuestro hijo tiene unas necesidades especiales
de comunicación: espera que tomemos la iniciativa.
A lo largo de las siguientes páginas describiremos en
detalle los cinco mensajes que la mayoría de los adolescentes - nuestro hijo
también - están deseando oír de nuestros labios. Sus necesidades especiales de
comunicación requieren de nuestra parte una postura más activa.
Con esta frase tan simple, ayudamos a construir la
autoestima de nuestro hijo. Es probable que se la digamos cuando consigue algún
éxito, pero un adolescente la necesita especialmente cuando falla. Estamos
orgullosos de él porque es nuestro hijo... y no hacen falta más motivos. Y, sin
embargo, muchos adolescentes de hoy en día pueden no tener la suerte de
escuchar este mensaje a menudo.
Deberíamos estar orgullosos de nuestro hijo y reconocerle
por lo que es y por los esfuerzos sinceros que hace por mejorar, sin compararle
con otros y sin establecer metas arbitrarias como sacar todo sobresaliente, por
ejemplo. Sentirse orgulloso de un hijo no debería de los puntos anotados en un
partido de baloncesto, por ejemplo, ni de las notas conseguidas.
Puede que resulte difícil estar orgulloso de un hijo cuando
toma decisiones equivocadas o cuando falla. Sin embargo, nunca, nunca, debemos
permitir que se esfume el cariño. Cuando falle, no diremos: "no llegarás
nunca a ninguna parte". Un simple descuido y cuatro o cinco palabras
pueden llegar a herirle profundamente. En nuestro hijo adolescente hacen el
efecto de: "estoy disgustado contigo como ser humano".
AQUÍ ESTOY, MENSAJE SEGUNDO.
Un adolescente da mucha importancia a poder acudir a sus
padres cuando existen problemas; aunque exista rebeldía, en los momentos
difíciles necesita tener una seguridad: "mis padres están ahí". Sin
embargo, si no le prestamos atención cuando lo está pasando mal, le estaremos
dando una buena razón para que se las apañe por sí solo y busque consejo y
ayuda en otros lugares.
Hay que escucharles, sin querer hablar y pontificar
continuamente. Así, dejamos claro a nuestro hijo que: "Eres importante
para mi", "me preocupo de las cosas en las que tú estás
interesado", "me gusta escuchar tus ideas y opiniones". Escuchar
con atención también estimula el deseo de hablar de los hijos. Se construye un
ambiente de respeto y afecto mutuo.
COMPRENSIÓN, MENSAJE
TERCERO: "Quiero comprenderte"
A veces, es frustrante ser padre. Continuamente oyendo los
prejuicios de los quinceañeros que afirman que somos una generación antigua y
que no les comprendemos... No hay duda; es difícil comunicarse con los
adolescentes.
Muchas veces, cuando nuestro hijo nos acusa de que no le
comprendemos es tan sólo una manera de defenderse. Confunde "no
comprender" con "no estar de acuerdo", por lo que no hemos de
dejar que nos manipule. Si nos acusa de que no le comprendemos, hemos de decir
a nuestro hijo que nos ayude: "Quiero comprenderte, cuéntame más, que
sientes...".
Si tenemos la sospecha de que lo único que ocurre es que
simplemente no estamos de acuerdo con él, podemos repetir lo que nos dice, sus
argumentos, sus ideas, hasta que se dé por satisfecho y entonces: "Ves que
comprendo lo que quieres decir y por qué; si no es así, quiero llegar a
comprenderlo. Pero me parece que nuestro problema no es de falta de comprensión
sino de falta de acuerdo".
CONFIANZA, MENSAJE CUARTO: "Confío en ti".
Contar con la confianza de sus padres es importante para un
adolescente. "Lo más dañino que me han dicho mis padres en mi vida fue que
nunca podrían volver a confiar en mí".
Nuestro hijo necesita que le digamos que nuestra confianza
en él se desarrollará gradualmente en la medida que adquiera nuevos
conocimientos y experiencias en esas situaciones que requieran la confianza. No
podemos pretender que nuestro hijo de quince años conduzca un coche - aparte de
que es ilegal - porque no tiene la experiencia necesaria que nos permita
confiar en su buen juicio.
Pero hay otra razón por la que nos cuesta tanto a los padres
confiar en nuestros hijos. Nos conocemos bien a nosotros mismos y, seguramente,
hemos experimentado de primera mano todos los riesgos, situaciones y peligros
de esta etapa. Sabemos qué fácil es ceder a las presiones del ambiente cuando
no se está preparado. Esto nos previene de dar a nuestros hijos una confianza
sin límites.
De hecho, no estaríamos haciendo bien nuestro trabajo de
padres si permitimos que nuestros hijos se encuentren en situaciones donde el
grado de riesgo es más elevado que su nivel de madurez.
CARIÑO, MENSAJE QUINTO: "Te quiero".
A veces, podemos perder muchas oportunidades de expresar
amor y cariño - y de recibirlo - sólo porque no nos lo hemos propuestos como un
objetivo consciente. Y, sin embargo, es el mensaje más importante que chicos y
chicas quieren oír de sus padres.
El amor es el ingrediente esencial de una familia sana. Un
"te quiero", dicho en voz alta y a menudo, nos ayuda a saber quiénes
somos y por qué hemos nacido. Cuando un adolescente no está seguro del amor de
sus padres, los otros cuatro mensajes anteriores no significan nada. Necesitan
que le digan que les quieren y que se lo demuestren. ¿Cómo pueden estar seguros
de que les quieren si nunca se lo han dicho? ¿Cómo pueden estar seguros si sus
padres nunca pasan el tiempo con él?
La manera de demostrar el amor a un hijo se deletrea con
estas letras: T - I - E - M - P - O. Darle regalos, proveerle de comida y ropa,
mostrarle cariño de otras maneras está bien, pero también hay que estar
dispuesto a perder tiempo con nuestro hijo adolescente: ir de pesca, ir de
tiendas juntos...
Relacionarse, comunicarse, cuesta trabajo. Esto ocurre en el
matrimonio, en la amistad... y en la relación entre padres e hijos. Con un
adolescente cuesta más, porque crece y gana más independencia constantemente, y
por eso puede llegar a frustrarnos. No dejemos que ocurra en nuestra familia.
PARA PENSAR
- ¿Habéis dicho alguna vez a vuestro hijo: "Hijo,
¿sabes que estoy orgulloso de ti, y no me importa nada más?" La palabra
orgullo en este contexto se relaciona cercanamente con la de amor. Así, vuestro
hijo sabrá que queréis decirle que estáis felices porque él es vuestro hijo.
- Cuando mejoréis vuestro modo de escuchar, vuestro hijo
también aprenderá a escuchar mejor. Imaginad el impacto positivo que tendrá en
la calidad de la conversación en vuestro hogar.
- Vuestro hijo adolescente necesita abrir una cuenta
personal de autoestima basada en lo que es como persona, no por sus actuaciones
diarias. Así, cuando falle, puede retirar de esa cuenta la cantidad necesaria.
Si no tiene ese reconocimiento, puede acudir a lugares equivocados en su busca.
- No se trata de decir: "Comprendo exactamente cómo te
sientes". Suena a querer desmarcarse de sus sentimientos y querer buscar
una solución rápida al problema.
- Existe el peligro de poner un nivel demasiado alto a los
hijos. Si los adolescentes llegan a creer que necesitan sacar todo
sobresalientes para que sus padres les acepten, pueden deducir que a sus padres
sólo les importa los éxitos... no las personas. Y así, como resultado, no
intentarán hacer lo mejor que puedan.
- Es importante que le ayudéis a tener esta distinción clara
en la cabeza: se puede aceptar a la persona aunque no se apruebe el
comportamiento. Estáis orgullosos de él, porque es vuestro hijo, pero no de lo
que ha hecho, dejándole claro que vuestro enfado se refiere sólo a sus
acciones, no a él como persona.
... Y ACTUAR
Podemos ser tan despistados, ocupados en tantas cosas
intrascendentes, que nos olvidemos de las necesidades comunicativas de nuestros
hijos. Si disponemos de una agenda de trabajo, o un calendario que veamos todos
los días, podemos hacer alguna señal para recordar: "Ojo, en esta semana
no he hablado con mi hijo ni una sola vez".
Tomado del Servicio de Documentación de IRABIA - ENERO DE
1998
Por el Lic. Eduardo Cattaneo
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excelentes consejos, gracias a veces tenemos los ojos cerrados.
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