¡HOLA! SOY LA ANSIEDAD
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𝐒𝐢 𝐥𝐚 𝐚𝐧𝐬𝐢𝐞𝐝𝐚𝐝 𝐩𝐮𝐝𝐢𝐞𝐫𝐚 𝐡𝐚𝐛𝐥𝐚𝐫𝐭𝐞… Esto es lo que te diría:
Soy la ansiedad, no te asustes…
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No estoy aquí para hacerte daño, cada vez que llego a tu cuerpo, hago un relajo y te asusto, pero al final del día… no te he matado, no te has vuelto loco.
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La verdad es que aparezco y te hago sentir todo eso porque no había logrado encontrar otra manera de hacerme escuchar por ti, estabas tan ocupado tratando de ser exitoso, productivo y de demostrarle a los demás que eres digno de ser amado… que no escuchabas mis pequeñas señales.
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¿Recuerdas esa vez que te dio un dolor de cabeza? ¿O cuando tuviste insomnio por más de 2 horas? ¿O qué tal esa vez que sin razón aparente te soltaste a llorar?
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Bueno, pues todas esas veces era yo tratando de que me escucharas, pero no lo hiciste, seguiste con tu ritmo de vida, seguiste con tu misma manera de pensar… Entonces intenté algo más fuerte, hice que te temblara el ojo, que se te taparan los oídos y que te sudaran las manos… pero tampoco me quisiste escuchar.
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Muchas veces me evitas y te distraes embobándote horas con la televisión, viviendo las vidas de otras personas que ni conoces para no enfrentar que la tuya no te gusta.
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O qué tal, de esas veces que con un par de cervezas lograbas adormecer tus nervios e inquietud; y ni qué decir de esas otras substancias que más allá de adormecerte, te fugan de esta realidad que no quieres enfrentar.
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Necesitas crear cambios muy profundos dentro de ti, pues por alguna razón, en realidad no estás disfrutando de tu vida y no te sientes pleno. Por eso yo estoy aquí, para ayudarte a recuperar esa plenitud que vive dentro de ti.
Cada vez que yo aparezca en tu vida, será porque tú mismo no te has dado cuenta de que no estás siendo pleno y feliz, así es que, si vuelvo a aparecer, no te asustes… mejor agradéceme que llegué y escúchame.
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Y si realmente me escuchas, no tardarás en hacer los cambios que necesitas hacer en tu vida, los harás de inmediato. Y sé que sí quieres, pero a la vez quieres seguir en tu confort y en tu comodidad por vivir con “lo conocido”, aunque eso te haga daño.
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Prefieres seguir buscando la aprobación y aceptación de los demás, haciendo hasta lo imposible por llamar su atención; buscando seguridad en otras personas menos en ti; prefieres que los demás sean responsables de tu persona, y claro, te entiendo, todos quisiéramos regresar a la panza de nuestra mamá y despreocuparnos de todo.
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Mientras tanto… necesitas asumir que eres responsable de ti y que solamente tú me podrás escuchar, y cuando me escuches y yo vea que ya me hiciste caso, créeme que me iré. Solamente tú puedes hacer que me vaya.
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Necesitas de mi para modificar tu manera de interpretar tu realidad, la cual déjame decirte que está un poco distorsionada. Necesitas deshacerte de creencias que no te ayudan y que nada más te limitan; necesitas perdonar todo ese enojo que guardas a tus seres queridos y recuperar tu libertad interior.
Y, sobre todo, necesitas de mí para hacer lo que te gusta de la vida, para ser tú mismo, y perder el miedo al rechazo o abandono de los demás.
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Necesitas de mí para ponerle límites a las personas que te lastiman; para que te agarres de valor y aprendas a decir que “no”; para que dejes de mendigar amor con quien no te merece; para que dejes de depender de la existencia de tu pareja para ser feliz; para que dé una vez por todas… ¡cuides tu cuerpo!
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Necesitas cuidar tu cuerpo, darle el alimento que necesita, dejar de criticar tu físico y agradecerle por lo que te da; haz que sude y que se mueva, ten tus hormonas al día y duerme las horas que necesitas.
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El único control que puedes tomar es el de ti mismo, pero para recuperarlo, tendrás que aceptar que lo has perdido, y que dejes que yo me exprese, que salga a decirte con todos esos síntomas tan horribles que me inventé para decirte algo muy claro, pero si me reprimes y te distraes cada vez que llego… no podré hablarte y vendré más fuerte.
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Así es que la próxima vez que me sientas llegar, haz un alto, cierra los ojos… déjate sentir todo lo que te estoy diciendo, apaga tu mente racional por un momento, déjate llevar… y entiéndeme. Después, empieza el cambio en tu vida con acciones claras y específicas, y en menos de que te des cuenta, me iré.
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Y ya para terminar, ojalá que puedas verme como lo que soy: tu esencia.
Soy tú mismo gritándote con desesperación que me escuches por favor. Soy tú, hablándote desde el fondo de tu corazón, desesperado tocándolo para que me pongas atención, lo que sientes no es taquicardia, soy yo, tu esencia, que quiere salir de ahí.
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Con cariño, tu esencia disfrazada de ansiedad.
Compártelo con quien lo necesita saber.
Fuente: Fabiola Cuevas
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